jueves, 22 de noviembre de 2012

Noche

La luz del día siempre le había parecido demasiado intensa. El calor, el ruido de la gente por la calle. Los coches circulando por calles y autopistas. El mundo se le antojaba demasiado bullicioso, demasiado agresivo. Llevaba demasiado tiempo huyendo de todo aquello, aislándose del ruido del mundo con sus auriculares y sus libros. Amaba la noche por encima de todo. El silencio, la tranquilidad. El frío como un cuchillo que le hacía ser consciente de cada centímetro de su piel en invierno. La temperatura templada que le hacía olvidar el calor asfixiante en verano. El cielo estrellado, de una belleza infinita e imposible de abarcar. La dulce melodía de las calles vacías.








Llevaba enamorado de la noche tanto tiempo, que se sorprendió cuando la encontró en medio del día. El sol brillaba con fuerza, pero su cabello sólo reflejaba tonos azabache. El cielo tenía un color intensamente azul, pero sus ojos se veían completamente negros.

El mundo estaba más ruidoso que nunca, pero si ella hablaba, todo lo demás quedaba en silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario