Mientras el humo difuminaba el perfil de la luna, él ajustó el volumen de los auriculares. Tras un rato conduciendo había llegado a una zona elevada desde la que se veía toda la ciudad iluminada. Llevaba un rato sentado en el capó, casi tumbado, con los brazos apoyados en las rodillas y llenándose los pulmones de nicotina.
Y de repente, un gato pasó por delante. Le hizo recordar otro gato que conoció, que no tenía los ojos de distinto color pese a su nombre, y le hizo reflexionar sobre su propia existencia. Justo en ese momento, empezó a sonar esta canción:
"howling to the moonlight on a hot summer night"...
Le pareció tan adecuado que se encendió otro cigarrillo.
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