domingo, 25 de septiembre de 2011

Disonancia

Había algo que le preocupaba aquel domingo por la mañana. Como dos sonidos disonantes escuchados en una melodía de Manos de Topo. Como la pieza del puzzle que no encaja. Como la nube blanca que rompe la azul monotonía del cielo de mediodía.

Ese algo era, probablemente, ese punto de melancólica tristeza que le inundaba desde hacía unos días. Y lo más triste era no poder compartirlo con nadie. Así que cuando sonó el teléfono por la mañana y resultó ser un familiar pidiendo indicaciones para solucionar un problema informático, respiró hondo y puso su mejor tono de cordialidad. La llamada no fue larga, y se cerró con una recomendación musical. Una simple canción. Lo que no sabía el lejano interlocutor, era que en la canción que recomendaba se encontraba la tecla exacta que no debía ser pulsada en aquella mañana. Y fue pulsada.




De modo que allí se quedó, mirando por la ventana. Soñando con el viento y con el recuerdo de las pesadillas que le habían atormentado toda la noche.

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